domingo, noviembre 02, 2025

FLORENCE + THE MACHINE: «EVERYBODY SCREAMS» (POLYDOR RECORDS, 2025)

Florence + The Machine regresa con Everybody Screams (Polydor, 2025). Al igual que PJ Harvey en sus últimos trabajos, la británica construye aquí un universo fascinante que se mueve entre la lucha, la resignación y el dolor de la pérdida. No olvidemos que, como ella misma ha confesado, un aborto fue el catalizador del álbum: una experiencia límite que la empuja a enfrentarse —y trascender— sus propios traumas.

El disco se abre con «Everybody Screams», buque insignia del proyecto. Con su madera de himno y un estribillo tan extraño como hipnótico, el tema marca el tono emocional del álbum. En su videoclip, Florence se muestra sensual, dominante, casi ritual: una presencia magnética que no habíamos visto con esa fuerza hasta ahora.

«One of the Greats», acústica y reivindicativa, destaca como una de las piezas más potentes del elepé. En ella, Welch lanza una crítica directa a la industria musical y a los mitos de la grandeza. Por su parte, «Music by Men» apunta con precisión contra quienes controlan el sistema desde las sombras.

Con «Witch Dance», la artista recupera su característico recitado casi operístico, mientras juega con cambios de ritmo y atmósferas en constante transformación. En «Sympathy Magic», el protagonismo lo toma la electrónica: feminidad, mortalidad y sanación se funden en una espiral luminosa.

«Kraken» emerge como uno de los momentos más intensos del disco: una tormenta sonora donde los tambores y los coros evocan un monstruo marino interior, símbolo de la furia y la liberación. En «The Old Religion», Welch se sumerge en un paisaje de rituales antiguos y espiritualidad pagana, rescatando el poder de lo femenino a través de la mitología y la religiosidad. «Drink Deep» actúa como una plegaria —un canto al renacimiento tras el caos—, donde la voz de Florence se vuelve casi litúrgica sobre un fondo de cuerdas y sintetizadores envolventes.

El álbum destila una atmósfera sacra, casi medieval. Hay reminiscencias del mundo antiguo, de lo profano, de aquellas hechiceras que danzaban alrededor del fuego. Magia y espiritualidad, dolor y sacrificio. Un subtexto gótico que aporta profundidad en tiempos de frivolidad absoluta. Entre los colaboradores figuran James Ford, Mitski, Aaron Dessner, Mark Bowen, Danny L. Harle y Dave Bayley —una alineación que confirma la ambición del proyecto. La portada lo resume todo: un parto tan doloroso como liberador. No es una imagen vulgar ni calculada para el impacto; Florence, a diferencia de tantas estrellas del pop contemporáneo, transforma la exposición en arte y la vulnerabilidad en poder.

En el medio tiempo «Perfume and Milk», Florence brilla en su interpretación vocal; mientras que «Buckle» se levanta como una confesión íntima sobre la necesidad y la entrega. «You Can Have It All» ofrece un respiro melódico, un himno de aceptación y entrega absoluta que suaviza el dramatismo sin perder intensidad emocional.

Por último, «And Love» cierra el álbum como un suspiro final: una balada desnuda, vulnerable, que condensa la esencia del disco —el amor como herida, como motor, como redención.

Everybody Screams es uno de los trabajos más personales de Florence Welch: una obra en la que la catarsis es el único camino posible para seguir adelante. Más que una cantante pop, Florence se erige —como Kate Bush o Stevie Nicks— en una artista total, con una visión singular sobre la vida, los sentimientos y la espiritualidad. El resultado es un álbum de profundo carácter acústico, con resonancias folk al estilo de Joni Mitchell, pero siempre desde el inconfundible universo de la británica.

A diferencia de su predecesor Dance Fever (2022), cuyo concepto se diluía entre altibajos, Welch pule aquí todas las aristas para entregar un trabajo sólido, honesto y sin fisuras. En Everybody Screams, cada grito es una forma de renacer.