jueves, noviembre 06, 2025

GARY NUMAN: «SAVAGE (SONGS FROM A BROKEN WORLD)» (BMG, 2017)

Ambientado en un mundo postapocalíptico destruido por el calentamiento global, Savage (Songs from a Broken World) (BMG, 2017) recordaba, en concepto, al lejano Warriors (1983), pero con una estética que, en lugar de beber de Mad Max, se inspiraba en Dune de Frank Herbert. Según declaraciones oficiales del propio Numan, las letras del disco estaban basadas en una novela de ciencia ficción de corte distópico que nunca llegó a finalizar.

«Ghost Nation» abría el disco con polvo, sintetizadores, una base rítmica pesada, un estribillo demoledor perfecto para corear en los conciertos y la imagen de los supervivientes del holocausto luchando por sobrevivir entre las ruinas azotadas por implacables tormentas de arena.

«Bed of Thorns» —aparecida en versión demo en la banda sonora de Ghost In Shell— contaba con trenzados arábigos, coros femeninos y colchones de sintetizadores. La espléndida «My Name Is Ruin» es uno de los mejores sencillos que ha publicado Gary Numan a lo largo de su dilatada andadura discográfica. Presentaba estupendas guitarras y un tempo avasallador. En el videoclip de ambientación futurista destacaba la presencia y los coros de su hija Persia. Uno de los momentos más esperados de la gira fue cuando la joven subía al escenario para acompañar a su padre en las voces. Un tema a la altura de caballos de batalla como Down in the Park, la emblemática Cars o Are 'Friends' Electric?.

«The Ends of Things» comenzaba con tranquilidad, cuerdas y un coro épico en el que la canción demostraba todo su potencial. «And It All Began with You» era una balada en la que la voz asumía el protagonismo absoluto. La forma de cantar del británico recordaba a Wicked Game de Chris Isaak. Poseía un evocador trabajo en los teclados y una letra conmovedora que trataba sobre el temor de perder al ser amado, probablemente inspirada en su esposa.

Llegados al ecuador del álbum, cabía enfatizar el sonido limpio, atmosférico y cristalino cortesía de Ade Fenton, mano derecha de Numan desde mediados de la década pasada, con quien grabó algunas de las piezas más notables de su carrera. A diferencia de los ochenta, cuando producía sus propios álbumes, el británico encontró en Fenton a una persona de confianza en la que pudo delegar tal responsabilidad.

«When the World Comes Apart» destacaba por su melodía potente, furiosa y bailable en la que la electrónica y las guitarras encajaban a la perfección. «Mercy» era la pieza que más debía a Nine Inch Nails: un medio tiempo puramente industrial que daba paso a «What God Intended», una amarga balada de letra melancólica en la que los sintetizadores llevaban el peso del tema.

«Pray for the Pain You Serve», la canción más rápida del álbum, preparaba al oyente para la despedida: «Broken» era otro tema con influencias arábigas, con una imaginativa introducción y un gran trabajo en los teclados, que servía para cerrar un disco sin fisuras. La voz de Numan se convertía en un instrumento más durante todo el elepé; se adaptaba a la perfección con su timbre cálido y maduro.

Savage (Songs from a Broken World) fue un trabajo que continuó la estela del notable Splinter (Songs from a Broken Mind) (2013), llegando incluso a superarlo en muchas ocasiones. El elepé fue un éxito de público y crítica, alcanzó el Nº2 en los charts británicos —su posición más alta desde Telekon (1980)—. Numan aunó los sintetizadores de su sonido clásico con la música que realizaba en ese momento para satisfacer a sus incondicionales. El estilo oscuro que lo caracterizaba permaneció inalterable. Todo un logro después de una carrera tan larga.