Ambientado
en un mundo postapocalíptico destruido por el calentamiento global, Savage
(Songs from a Broken World) (BMG, 2017) recordaba, en concepto, al lejano Warriors
(1983), pero con una estética que, en lugar de beber de Mad Max, se
inspiraba en Dune de Frank Herbert. Según declaraciones oficiales del
propio Numan, las letras del disco estaban basadas en una novela de ciencia
ficción de corte distópico que nunca llegó a finalizar.
«Ghost
Nation» abría el disco con polvo, sintetizadores, una base rítmica pesada, un
estribillo demoledor perfecto para corear en los conciertos y la imagen de los
supervivientes del holocausto luchando por sobrevivir entre las ruinas azotadas
por implacables tormentas de arena.
«Bed
of Thorns» —aparecida en versión demo en la banda sonora de Ghost In Shell—
contaba con trenzados arábigos, coros femeninos y colchones de sintetizadores.
La espléndida «My Name Is Ruin» es uno de los mejores sencillos que ha
publicado Gary Numan a lo largo de su dilatada andadura discográfica.
Presentaba estupendas guitarras y un tempo avasallador. En el videoclip de
ambientación futurista destacaba la presencia y los coros de su hija Persia.
Uno de los momentos más esperados de la gira fue cuando la joven subía al
escenario para acompañar a su padre en las voces. Un tema a la altura de
caballos de batalla como Down in the Park, la emblemática Cars o Are
'Friends' Electric?.
«The
Ends of Things» comenzaba con tranquilidad, cuerdas y un coro épico en el que
la canción demostraba todo su potencial. «And It All Began with You» era una
balada en la que la voz asumía el protagonismo absoluto. La forma de cantar del
británico recordaba a Wicked Game de Chris Isaak. Poseía un evocador trabajo
en los teclados y una letra conmovedora que trataba sobre el temor de perder al
ser amado, probablemente inspirada en su esposa.
Llegados
al ecuador del álbum, cabía enfatizar el sonido limpio, atmosférico y
cristalino cortesía de Ade Fenton, mano derecha de Numan desde mediados de la
década pasada, con quien grabó algunas de las piezas más notables de su
carrera. A diferencia de los ochenta, cuando producía sus propios álbumes, el
británico encontró en Fenton a una persona de confianza en la que pudo delegar
tal responsabilidad.
«When
the World Comes Apart» destacaba por su melodía potente, furiosa y bailable en
la que la electrónica y las guitarras encajaban a la perfección. «Mercy» era la
pieza que más debía a Nine Inch Nails: un medio tiempo puramente industrial que
daba paso a «What God Intended», una amarga balada de letra melancólica en la
que los sintetizadores llevaban el peso del tema.
«Pray
for the Pain You Serve», la canción más rápida del álbum, preparaba al oyente
para la despedida: «Broken» era otro tema con influencias arábigas, con una
imaginativa introducción y un gran trabajo en los teclados, que servía para
cerrar un disco sin fisuras. La voz de Numan se convertía en un instrumento más
durante todo el elepé; se adaptaba a la perfección con su timbre cálido y
maduro.
Savage
(Songs from a Broken World) fue un trabajo que continuó la
estela del notable Splinter (Songs from a Broken Mind) (2013), llegando
incluso a superarlo en muchas ocasiones. El elepé fue un éxito de público y
crítica, alcanzó el Nº2 en los charts británicos —su posición más alta
desde Telekon (1980)—. Numan aunó los sintetizadores de su sonido
clásico con la música que realizaba en ese momento para satisfacer a sus
incondicionales. El estilo oscuro que lo caracterizaba permaneció inalterable.
Todo un logro después de una carrera tan larga.
