Fira!
B 2025 fue el latido mediterráneo de la creación contemporánea. Un punto de
encuentro donde la música y las artes escénicas dialogan con el mundo, donde la
tradición se reinventa y la vanguardia cobra forma.
Durante
varios días, Mallorca se convirtió en un escenario abierto, un cruce de caminos
donde artistas, programadores y público compartieron un mismo impulso:
descubrir, experimentar y conectar. Fira! B no solo exhibió talento; lo
celebró, lo impulsó y lo proyectó más allá del mar.
Esta
edición miró al futuro con la energía de lo local y la visión de lo global. Una
invitación a escuchar nuevas voces, a dejarse sorprender por la diversidad y a
entender el arte como un territorio sin fronteras.
Primera
jornada musical (jueves 6 de noviembre, Teatre Municipal Xesc Forteza)
La
tarde del jueves 6 de noviembre, el Teatre Municipal Xesc Forteza acogió la
primera jornada dedicada a la música dentro de Fira! B 2025. Sobre el
escenario, una cuidada selección de formaciones mostró la riqueza de los
sonidos vinculados al jazz y sus múltiples ramificaciones.
El
evento abrió con Pere Bujosa, quien presentó una propuesta que mezcla folclore
balear, jazz moderno y música electrónica. Luego actuó Carmen Vela, fusionando
flamenco, swing y ritmos latinos con un enfoque jazzístico. El Cuarteto de
Clélya Abraham ofreció una combinación de músicas caribeñas, de La Reunión,
clásica y jazz moderno. Ovella Negra aportó una puesta en escena donde la
tradición y el jazz interactuaron con un fuerte componente teatral.
Finalmente, el Biel Ballester Photonic Quintet cerró la jornada con una
interpretación del jazz del siglo XX, ampliando el formato manouche con
trompeta y trombón para crear un sonido sofisticado sin batería.
El
jazz es clásico y, al mismo tiempo, moderno. Cuna de grandes músicos, donde la
improvisación constituye una parte ineludible de su esencia. Evoca clubes
llenos de humo, copas de bourbon y barras solitarias. El jazz es Charlie Parker, Miles Davis, John Coltrane
y Billie Holiday. Es romanticismo, bares de carretera, y
sueños suspendidos en un solo interminable. Es Dean Moriarty y Sal Paradise en
un Buick, devorando millas en busca del sueño americano. Es precisión,
sobriedad y elegancia.
El
evento continuó en el ático del Hotel Saratoga con un ambiente cercano. K12
abrió con una actuación enérgica y espontánea, resaltando la esencia del género
en la proximidad con el público. Luego, The Apple Thief aportó frescura con una
mezcla de soul, funk y hip hop. El cierre estuvo a cargo de Endless Trio, que
presentó su elepé New Horizont en un clima íntimo marcado por un piano
envolvente, poniendo un broche de calma a la jornada.
La
velada evidenció la variedad inabarcable de subgéneros del jazz y la vitalidad
de una escena que, partiendo de los instrumentos esenciales del género —piano,
contrabajo y batería—, continúa reinventándose con creatividad.
Segunda
jornada musical (viernes 7 de noviembre, Teatre Municipal Maruja Alfaro)
Al
día siguiente, en el Teatre Municipal Maruja Alfaro (Mar i Terra), y en
paralelo a las ponencias sobre la industria musical, actuaron Anna Colom
—cantaora con influencias flamencas— y Two Little Rooms, un proyecto íntimo y
delicado, cuya voz, la de Aina Zanoguera, podría encajar perfectamente en
cualquier disco de dream pop de los ochenta.
Por
la tarde, el resto de la jornada tuvo lugar en Es Gremi, repartida en tres
salas y marcada por un notable eclecticismo. La programación incluyó a Mòpia,
Pascuale Caló, Theorem of Joy, Blau Salvatge, Pedro Rosa & Lakki Patey,
Kosmonauci y Roseye —en clave jazz—, así como a Tamara Kramar —soul y pop—, los
potentes Cool Aid —indie rock— y los psicodélicos Brama —con una puesta en
escena anfetamínica—. También actuaron Saïm y Peligro!, representantes del pop
rock.
En
el ámbito de la música tradicional destacó Ella Crevani, L’Aranná, Toc de
Crida, Ganna —cuyo estilo evocaba a la Björk de los noventa—, Boc —new age con
aires de espagueti western— y el dúo Carmen y María, que fusionó
flamenco y rumba con gran acogida del público. Para cerrar, Lyras Hëll aportó
un estallido de glam metal con influencias de bandas como Mötley Crüe o Poison:
un desenlace tan inesperado como contundente.
Fue
una jornada intensa, cargada de buena música y de estilos muy diversos que,
lejos de chocar entre sí, encajaron a la perfección dentro de la propuesta del
festival.
Tercera jornada musical (sábado 8 de noviembre, Motorworld)
Durante
la mañana del sábado, nuevamente en el Teatre Municipal Maruja Alfaro, se
celebraron nuevas ponencias sobre festivales de música y la audiencia moderna,
alternadas con dos conciertos: When the Robin Sings y Anouck, ambos situados
entre el folk, el formato acústico y las canciones emotivas con bonitos juegos
de voces.
La
siguiente parada fue en Motorworld, donde tres escenarios y una exposición de
coches creaban un ambiente vibrante. Entre los vehículos destacaba un
espectacular Dodge Charger del 67, capaz de eclipsar incluso a los modelos más
modernos. A diferencia del día anterior, la programación musical se centró en
el pop, el indie y el rock.
David
Cabot abrió la jornada —el cronista aprovechó para adquirir álbum Collage
en la zona de merchandising, donde se echó en falta un catálogo más
amplio de los grupos participantes—. Le siguieron Alejandra Burgos Band —blues
clásico—, el estupendo R&B de Miss Blanche, Komodo García con su energía discofunk
y Sara Azurza aportando matices soul.
También
actuaron Victoria Lerma, enérgica y rockera, O’o, Nadia Sheik y Marta Knight, dentro
de coordenadas más indies; así como las jóvenes Al·lèrgiques al Pol·len,
Go Cactus y Niños Raros, formaciones con influencias del pop noventero patrio.
En
el terreno electrónico destacaron Jordi Maranges, Soy David Goodman y Damasso.
En el caso de Soy David Goodman, una bailarina acompañó sus atmósferas de
estética espacial. Damasso —mi combo favorito de todo el festival— ofreció un
sonido que recordó a Tame Impala, con un estilo bailable ideal para un chill
out playero. Cabe destacar el trombón, que llegaba a eclipsar la parte
sintética. Impresionantes.
Y
como colofón, actuaron Pau Walters i els AvantGardistas, una propuesta de hip
hop con letras combativas y críticas hacia la sociedad. Igual que el día
anterior, fue un cierre imprevisto.
Fira
B! 2025 celebró su décimo aniversario por todo lo alto. Un festival heterogéneo,
con un ambiente excelente y una organización impecable en todos los aspectos
—desde el catering, los horarios de los conciertos hasta el
funcionamiento de las barras—. La calidad de los grupos convirtió esta edición
en una experiencia magnífica que no dudaría en repetir y que puede servir como
referencia para el resto de festivales españoles. Dudo
que los asistentes se sintieran decepcionados.
