viernes, noviembre 18, 2022

THE SMASHING PUMPKINS: "ATUM: A ROCK OPERA IN THREE ACTS –ACT ONE" (MARTHA’S MUSIC, 2022)

«Atum es básicamente la historia de un personaje hilada a través de tres iteraciones diferentes. En el 95 estaba Zero, en 2000 estaba Glass. El personaje actual se llama Shiny. Se nos presenta como la metamorfosis psicológica vivida por un personaje a través del tiempo». 

 

Billy Corgan 

 

En los comunicados de prensa para promocionar Atum: A Rock Opera in Three Acts (Martha’s Music, 2022), Billy Corgan ha anunciado que la nueva trilogía de álbumes será la continuación de Mellon Collie and the Infinite Sadness (Virgin, 1995) y Machina/The Machines of God (Virgin, 2000). Es preferible no tomar en serio este tipo de declaraciones: huele a recurso para atraer la atención del fandom veterano. Los músicos que evocan el pasado como motor del presente cometen el error de crear expectativas que, por desgracia, nunca están a la altura. El listón de las obras magnas es insuperable, por consiguiente, lo mejor sería evitar comparaciones odiosas. 

 

Durante esta etapa con el 75% de los miembros originales —Jimmy Chamberlin y James Iha regresaron en el 2018. Según D’arcy Wretzky, su antigua bajista, no fue invitada a la reunión—, han publicado dos álbumes que dividieron a sus incondicionales. Seamos realistas: The Smashing Pumpkins jamás van a recobrar la excelencia de sus años dorados. Han pasado décadas desde entonces, demasiados altibajos, cambios de formación —durante una época el grupo consistió en Corgan y una serie de músicos de estudio. El guitarrista Jeff Schroeder fue el único superviviente de la quema— y virajes estilísticos que no acertaron en la diana. 

 

Corgan es un compositor notable, nadie puede negarle eso. Su defecto es que tiende a dar más importancia a la cantidad que a la calidad. Los discos dobles, triples, cuádruples y quíntuples son su obsesión. ¿Ego descomunal a lo Roger Waters? ¿Incontinencia creativa? ¿Es incapaz de elegir entre lo excelso y el relleno? Por poner un ejemplo: la dupla Machina/The Machines of God y Machina II: The Friends & Enemies of Modern Music (Constantinople, 2000), de haber pasado por un riguroso filtro que lo unificara en un solo elepé, hubiese sido mucho mejor. 

 

Aparte de ello, los proyectos inconclusos como Teargarden by Kaleidyscope (2010-2014) —un cajón de sastre de 34 cortes que no llegó a finalizar— o Shiny and Oh So Bright, Vol. 1 / LP: No Past. No Future. No Sun. (Napalm Records, 2018), dan la sensación de que Corgan después de invertir todo su talento y energía, al llegar a mitad de camino, decidiera abandonar la obra en curso por desidia, aburrimiento o falta de aceptación por parte del público. En muchas ocasiones el cantante toca los viejos temas sin ganas, como si el pasado fuera un lastre. Supongo que para él sería preferible centrarse en los últimos quince años de trayectoria profesional antes que en los noventa. Mala suerte, compañero, no haber grabado discos tan míticos. 

 

El prometedor single Beguiled devolvió la esperanza a los fanáticos a los que el viraje synth pop de Cyr (Sumerian Records, 2020) dejó indiferentes: guitarras poderosas, buena interpretación por parte de Corgan y una melodía pegadiza. El vídeo es harina de otro costal: demasiado pobre. Cualquiera de los clips de Mellon Collie… —y eso que han pasado casi treinta años desde entonces— lo supera ampliamente. 

 

Atum abre con el tema epónimo: un instrumental a lo Pink Floyd con batería prominente, colchones de sintetizadores, piano y un solo para el lucimiento de Corgan. Engancha a la primera escucha pese a su brevedad.  De inmediato, A God in Goodbye cuenta con un buen juego de guitarras, ganchos rítmicos y una leve pausa antes de finiquitar el tema. Interesante.


Butterfly Suite cambia de tercio entre pop, tranquilidad y distorsión. Sintetizadores, riffs potentes, cuerdas y coros de Katie Cole y Sierra Swan. La más experimental del lote. Una especie de actualización de 1979.

 

Embracer entra directamente en el terreno de la electrónica; los teclados llevan el peso de la composición. With Ado I Do, con su piano y caja de ritmos, podría encajar en Cyr o, en su defecto, en TheFutureEmbrace (2005), el primer elepé de Corgan en solitario. Hooligan continúa en la misma estela de las dos canciones anteriores: la influencia de Depeche Mode es notable. 

 

Llegados al ecuador del elepé, resulta difícil de encajar que una banda con tres guitarristas de reconocido talento y un batería de primera división, se centren en la música electrónica. Que nadie me malinterprete: Atum suena límpido, enérgico, aunque Iha y Chamberlin apenas destaquen. Corgan se ha encargado en producirlo. Cabe preguntarse qué aporta el resto del grupo en las labores de composición. ¿Son compañeros de armas o mercenarios ninguneados por su carismático frontman? Me temo que nunca quedará claro. 

 

Steps in Time y Beyond the Vale, directas y vertiginosas, recuperan la potencia gracias a sus guitarras matizadas con electrónica. En Where the Rain Must Fall destacan las voces femeninas, el uso de sintetizadores y un final acogedor. La circense Hooray! peca por una irrelevancia que empaña la recta final del álbum. No valdría ni de cara B. Como cierre, The Gold Mask recupera el patinazo del corte anterior gracias a su luminosa melodía ochentera estilo OMD. 

 

Atum: Act One cumple, pero no raya la excelencia. Falta garra, pasión, visceralidad y sangre. Los seguidores más aperturistas a los que les agradó Adore (Virgin, 1998) o Cyr disfrutarán del mismo sin problemas. En cambio, los melómanos de Siamese Dreams (Virgin, 1993) tendrán motivos de sobra para llevarse las manos a la cabeza. Aunque la formación ha puesto un pie en ambos registros —sintético y rockero— para proporcionar empaque y variedad al conjunto, complacer a todo el mundo es imposible. Espero que para el siguiente volumen apuesten por el camino del instrumental de apertura; sería un sonido tan psicodélico como innovador en su discografía. 

 

Debido al tamaño del disco, el cantante irá presentando con regularidad los nuevos temas en su podcast Thirty-Three with Billy Corgan. El primer programa contó con el pianista Mike Garson (David Bowie) como invitado especial. De todos modos, faltan dos elepés más, sin contar con diez canciones de propina que serán incluidas en la edición especial cuyo lanzamiento está programado para abril del 2023. Es demasiado pronto para juzgar un trabajo de tan titánicas dimensiones. Veremos lo que nos depara el futuro.