Tres décadas después de su single de
debut, Suede regresan al mercado con un disco que, de forma indirecta,
nos remite a su pasado. La portada que homenajea a Dog Man Star es
la mejor prueba de ello. Sencillo, enérgico y con ecos post-punk, Autofiction (BMG,
2022) se desmarca de los últimos elepés de la banda. Nadie puede acusar a los
londinenses de repetir esquemas. Fieles a su estilo musical, cada trabajo ha
sido un paso adelante —con sus respectivos éxitos y fracasos— a la hora de
evolucionar como artistas.
El álbum —producido nuevamente por Ed Buller— suena limpio
y musculoso. Suede no han perdido garra, al contrario, desde el año 2013 viven
inmersos en una segunda juventud que poco tiene que envidiar a las obras magnas
de los noventa. Según las declaraciones de la banda, decidieron volver a lo
básico: tocar cara a cara en un pequeño estudio, sin grandes sobreproducciones,
para recuperar la magia de antaño. Como curiosidad, Brett Anderson colgó en
Spotify hace unas semanas una lista de canciones que le habían inspirado a la
hora de grabar: Ultravox, Dry Cleaning, PIL, Fontaines D.C., The Horrors,
Crass, Fat White Family, Siouxsie And The Banshess, Eagulls y The Fall. Una
mezcla entre lo clásico y lo actual. Doy fe que las influencias se notan.
Abrir con la confesional She Still Leads Me On —inspirada
en la madre de Anderson— es toda una declaración de intenciones. La forma de
cantar en Personality Disorder y Shadow Self recuerda
a Mark Smith de The Fall. 15 Again es mi favorita, puede que su tema más
directo desde Like Kids. The Only Way I Can Love You es
la gema pop por excelencia del álbum, opción evidente para un
cuarto sencillo. That Boy On the Stage remite al grupo
inexperto de principios de su carrera, cuando tocaban en locales de ínfima categoría, intentando labrarse un nombre. El piano melancólico de Drive
Myself Home recuerda a los tiempos de Suede, mientras What
Am I Without You?, es la mejor interpretación vocal de Autofiction.
Triste y melodramática, sus seis minutos de duración son belleza pura.
Al igual que trabajos anteriores, Autofiction no cuenta con singles evidentes para la radio. Por fortuna, la banda se encuentra por encima de las presiones comerciales de rigor. Black Ice es un pelotazo para escuchar en directo, Shadow Self —con un bajo a lo Simon Gallup— parece salida de los primeros discos de The Cure, It's Always the Quiet Ones —dedicada a la lealtad de los fans— destaca por su epicidad. Como despedida, acostumbrados a grandes baladas con aire cinematográfico, choca escuchar Turn off Your Brain and Yell. Cruda y siniestra, todo un cambio de tercio en la discografía del grupo.
El álbum tardó una semana en llegar al segundo puesto de las listas británicas. Su mejor posición desde Head Music en 1999. Desde principios de septiembre, la formación se encuentra en la carretera para promocionarlo. Prácticamente tocan el disco al completo, con los consabidos hits en los bises. Ello demuestra la confianza que tienen en su obra recién publicada; nada de concesiones al pasado. A diferencia de la reciente gira por el veinticinco aniversario de Coming Up, han decidido dar peso absoluto a sus nuevas composiciones para evitar que los tachen de nostálgicos.
Ha sido anunciada una edición especial de Autofiction con cinco temas inéditos: Still Waiting, The Sadness in You, The Sadness in Me, Days Like Dead Moths, There Is No Me If There Is No You, The Prey y You Don't Know Me. Si estas caras B tienen la misma calidad que el resto de las piezas, intuyo que valdrá la pena escucharlas.