martes, noviembre 18, 2025

GARBAGE: «STRANGE LITTLE BIRDS» (STUNVOLUME, 2016)

Tras la fría acogida de Not Your Kind of People (2012), parte de la crítica no tuvo más remedio que rendirse ante la calidad del nuevo trabajo de Garbage. La banda, encabezada por Shirley Manson, entregó un álbum dirigido a su núcleo más fiel, dominado por baterías programadas, riffs incisivos y densas bases industriales. La voz de la escocesa, áspera y sin grandes arreglos, alternaba entre rabia, tristeza, sensualidad y desesperación. Strange Little Birds (Stunvolume, 2016) tenía poco que envidiar a las viejas glorias de los noventa en las que la prensa y los fans parecían haberse quedado estancados. ¿Tan difícil era disfrutar del presente y evitar comparaciones odiosas?

La vuelta de Garbage no fue una maniobra de marketing destinada a engrosar las arcas del grupo, sino un paso necesario para la dinámica interna de sus miembros tras una etapa de distancia y reflexión. La mejor prueba es que, desde entonces, han seguido publicando material con regularidad, realizando giras y encabezando festivales. El combo no ha perdido ni un ápice de la rebeldía, la actitud y el compromiso de antaño. Basta con leer las declaraciones de Manson en los últimos meses: la cantante continúa plantando cara al sistema y, sobre todo, a la industria musical. Al fin y al cabo, Garbage siempre han sido —y serán— unos outsiders.

«Empty» (primer corte destinado a las radiofórmulas) había servido como avanzadilla de un álbum cuya secuenciación arrancaba despacio (con medios tiempos y baladas como la orquestal/industrial «Sometimes») y reservaba sus temas más potentes para el final. «Blackout» era una de las mejores composiciones de la historia del grupo, con su atmósfera opresiva, bajo pesado y un destacable juego de voces. «If I Lost You», al igual que «Teaching Little Fingers to Play» y «Amends», recordaban a los U2 de la etapa Achtung Baby (1991) gracias a unos cuidados arreglos, sintetizadores envolventes y lírica melancólica. La cinemática «Night Drive Loneliness» destacaba por sus teclados, estribillo y sensación de nocturnidad, abandono y liberación, al igual que el segundo sencillo, la asfixiante «Even Though Our Love Is Doomed», que avanzaba en crescendo con su piano y sonido perlado de ecos hasta un amargo colofón.

Por último, «Magnetized» (quizá la más explosiva de todo el trabajo), «We Never Tell» (con un sonido próximo a Nine Inch Nails) y «So We Can Stay Alive» (con un final de pura distorsión) resultaban crudas y enérgicas; ideales para haber sido interpretadas en directo junto a sus clásicos noventeros. Garbage consiguió un trabajo descarnado, oscuro y experimental, en el que la electrónica brilló por encima de las guitarras, consolidando una nueva piedra angular dentro de su discografía reciente. Todo un logro tras una carrera tan extensa.