viernes, junio 04, 2021

RESEÑA "LUZ BLANCA/CALOR BLANCO", CORTESÍA DE HISTORIAS PULP

Alexis Brito Delgado, autor al que tenemos en gran estima en Historias Pulp por su perseverante línea de pulp de alta calidad, estrena desde principios de este año la colección Cazador a sueldo con Luz Blanca/Calor Blanco, novela que se puede adquirir desde Amazon en digital o tapa blanda.

Celebrando aún nuestra inesperada nominación a los Premios Ignotus (suponemos que por la revista Historias Pulp #4 Phantasm) es como nos hacemos eco de la existencia de esta nueva gran obra pulp, de nuevo protagonizada y narrada en primera persona por uno de los descendientes de aquel violento y virtuoso templario que fue en su Alemania natal Wolfgang Stark, el mismo de cuya línea de sangre son protagonistas en sus respectivas aventuras Dorian Stark (en un futuro decadente, con ambientación al estilo cyberpunk) y Johannes Stark (durante la década de 1940, en plena II Guerra Mundial). Una historia que cuenta con cubierta y página interior ilustradas con un estilo escrupuloso pero contundente, de líneas pesadas que concuerdan con la densidad del texto, diseñadas por Angelito Amaro Bernuy.

Esta vez, Alexis se aproxima a las historias del cine negro en un relato de suspense ambientado en los bajos fondos de la ciudad de Nueva York, a mediados de la década de 1970. El autor se empeña cuidadosamente en que la aventura esté empapada del tiempo donde se ubica, mostrándonos retazos del disidente conocimiento que su protagonista, Möhler Stark, tiene de la política, la sociedad e incluso el arte de su momento. El resultado es que el día a día dentro de la mente del narrador, esencialmente compuesto de eterna reticencia, de cinismo, y que transita por ambientes entre desolados y agobiantes, se ve diluido y cimentado de manera reconfortante por el alterne de este autodestructivo hombre con personas drásticamente más sociales que él (a pesar de tratarse, en algunos casos, de sociópatas de distinto grado) que nos aproximan al conocimiento del mundo más allá del eterno sumidero de su mente, como si aquel se tratara de una orilla de aguas tranquilas y de agradable y firme arena sobre la que alzarnos para respirar algo de aire.

¿Por qué esta extenuante descripción de la experiencia de transitar la aventura desde la mente de Möhler Stark, os preguntáis? Porque no cabe duda de que, a pesar de las cualidades que le unen a las demás generaciones de su familia (una determinación férrea y una capacidad para la violencia innata y cercana al talento artístico) este protagonista es el hombre más alejado de la humanidad de entre todos ellos (y esto es decir mucho, os lo aseguro e invito a comprobarlo). La distancia respecto a sus semejantes, a los cuales difícilmente considera como tales, se acentúa por su característica adicción, que bien le sirve para retroalimentar su ya de por sí natural psicopatía.

El consumo de heroína en vena por parte de nuestro protagonista no sirve más que para acentuar lo ancho del profundo abismo que le separa de toda forma de vida común a los demás mortales, y la constante y pertinaz lucha contra el síndrome de abstinencia cada vez que decide tomar las riendas de su vida en algún sentido alejándose del consumo, para engranar más las piezas que dan velocidad y potencia a su capacidad (y diría que necesidad) de matar.

Partiendo de esta premisa, la de un asesino a sueldo que se gasta lo que gana en heroína, y que se mantiene por periodos sereno para trabajar y experimentar de nuevo la indiferencia que refleja hacia el mundo (para volver con más ganas al siguiente pico), es como el autor nos sumerge en esta historia repleta de personajes de mala vida, aparentemente bohemia y desbordante de una romántica melancolía si nos tragáramos algo de las letras de grupos de la época como Velvet Underground (o Lou Reed en solitario), o si dejáramos que toda la corriente cultural de la llamada Factory de Andy Warhol y sus homólogos nos deslumbrara con su fastuosa mediocridad (siendo generosos) artística y social.

Möhler Stark, a pesar de estar próximo a ese conocimiento por su interés en una chica perdida en el caótico y falso lustre de la vanguardia intelectual, no se deja engañar, ni por eso ni por toda la tendencia política o social de su tiempo, convirtiéndole en un hombre tan renegado de su momento como lo son en sus propias historias todos los demás Stark. Su análisis constante del mundo y de sus propios actos en él sirven para acercarnos adecuadamente a su visión como cómplices, como confidentes, mejor dicho, consiguiendo una afinidad suficiente pero no confusa con el personaje, es decir, pudiendo comprender y hasta predecir su forma de actuar, como con una persona real, pero sin llegar a engañarnos para creerle la injusta víctima de todos los demás (como hacía de forma tan sutil y acertada la película Joker, con cuyo protagonista se identifican los espectadores distraídos, poco reflexivos o con perfiles de cierto grado de psicopatía). No, Möhler es un personaje honesto, y por eso mismo genera empatía, incluso simpatía. No es que no lamente su situación de cuando en cuando, pero si lo hace es sabedor de que es dueño de su destino, de que si algo lo hace es porque no puede evitarlo, ya sea por seguir su propio código moral (hartamente laxo) o sus impulsos.

La narración está llena de descripciones breves pero concisas de cuanto existe en el mundo de la novela, como es habitual en el estilo de Alexis Brito Delgado, pero aquí se regodea en los sentimientos y reflexiones del protagonista. Era fácil convertir esta aventura en una historia densa, carente de interés por la dilatada información de la experiencia subjetiva, pero no para un autor como Alexis, que sabe ceñirse a lo crucial, describiendo con un instinto afilado los mecanismos del pensamiento de este psicópata funcional, acercándonos con habilidad a la realidad de sus desaforadas emociones, aquellas que difícilmente se trasladan al mundo real como no sea en la forma de un puñetazo o una salva de tiros.

Luz Blanca/Calor Blanco tiene la virtud de resultar, como Némesis, un libro con una estructura más cercana a la novela tradicional, con episodios que se unen unos a otros para trazar una historia de venganza con un principio y un fin. Cada episodio, respectivo a cada uno de los días de toda una semana, comienza parafraseando las letras de una canción de Velvet Underground o Lou Reed en inglés, sirviendo como preludio de lo que vendrá en la narración, haciendo más patente el contraste entre la visión bohemia de la vida en los barrios bajos de Nueva York y la realidad a la que nos enfrenta, como lectores, el protagonista y narrador. Si se quiere encontrar un punto débil a la historia, este sería lo abrupto de su final, que bien puede verse perfecto por ser tan incierto como es realmente cada puñetero día de Möhler Stark, o que dejara con ganas de saber más por su intención continuista (no debemos olvidar que, en principio, esta es la primera parte de una saga).

Desde Historias Pulp no podemos hacer menos que recomendar esta espectacular novela independiente de corte pulp, una de las pocas que podemos considerar realmente buenas de entre las contemporáneas a nosotros que hayamos podido experimentar. Una historia compuesta a base de maldad, violencia, sexo y cinismo, y que se despoja de cualquiera de los complejos de los que hoy en día debe invertirse cualquier artista o ciudadano para ser considerado un miembro útil.

«Sigue el modelo establecido. Haz lo que se espera de ti. Sé un ignorante, un mediocre, hasta el día de tu muerte. Lo único que deseaba era estar fuera de la sociedad». 

MÖHLER STARK (LUZ BLANCA/CALOR BLANCO)


Enlace original:

https://historiaspulp.com/luz-blanca-calor-blanco-de-alexis-brito-delgado-resena-de-elmer-ruddenskjrik/