Head Music
significa el primer tropiezo en una discografía de gran calidad. Al igual que
la grabación de Dog Man Star, las
sesiones de este álbum no estuvieron exentas de problemas debido a la adicción
al crack de Brett Anderson y el síndrome de fatiga crónica de Neil Codling.
Al
finalizar la gira de Head Music,
Codling abandonó la banda a causa del agotamiento causado por su enfermedad. En
vez de tomar una temporada de descanso, Suede se embarcaron en una larga,
costosa y perfeccionista grabación que conllevó dos años, diversos estudios de
toda Europa y varios productores. Aunque Anderson afirmaba que era el primer disco
que componía sin la influencia de drogas de ninguna clase y su anterior
teclista fue sustituido por Alex Lee (Strangelove), las canciones no terminaban
de despegar.
Producido por Stephen Street (The Smiths, Morrissey, Blur), A New Morning es un trabajo sereno que se distancia de la decadencia, desilusión y nocturnidad propias de las letras del grupo. Positivity fue masacrada por la prensa y el álbum corrió una suerte deplorable en los charts. A diferencia de su anterior trabajo, sus incondicionales dieron la espalda al grupo. Pese a la mala crítica y su escaso impacto comercial —ni siquiera fue editado en Estados Unidos—, los temas rockeros Obsessions, Beautiful Loser, Streetlife y las baladas Lost in TV y Oceans merecieron mejor suerte.
Aunque descartes como Simon y
Cheap resultan memorables, la voz de
Brett Anderson no enamora como antaño, la portada es ridícula y el riesgo
brilla por su ausencia. Los londinenses aceptaron que la inspiración había
desaparecido y después de lanzar un grandes éxitos con dos prescindibles
canciones inéditas —Attitude y Love the Way You
Love— decidieron disolverse.
Durante todo el tiempo que la banda estuvo inactiva, Brett Anderson hizo las paces con Bernard Butler y formó el grupo The Tears cuyo debut sufrió una suerte similar a A New Morning. Posteriormente, se embarcó en una curiosa carrera en solitario en la que destaca su fijación por Scott Walker. La inesperada reunión de Suede fue recibida con una mezcla de esperanza y duda por parte de sus seguidores y los medios: ¿acaso a la formación le quedaba algo por aportar después de su imparable ascenso y nefasta caída?
Por fortuna, Bloodsports cerró todas las viejas heridas convirtiéndose en el álbum que tenían que haber editado después de Coming Up. Volvemos a encontrarnos con un Anderson en plenas facultades vocales, drama, tristeza y dolor por las oportunidades perdidas. It Starts And Ends With You, Snowblind y Sabotage podrían encajar perfectamente en su trabajo de 1996. Sometimes I Feel I'll Float Away tiene la misma estructura que My Insatiable One. Always es la segunda parte de The Aspalth World. What Are You Not Telling Me? recupera la soledad inherente de las primeras composiciones de la banda y Faultlines resulta el cierre perfecto para un álbum que les proporciona una segunda juventud.
Respecto a los
rutinarios singles —que podrían ser los peores de toda su carrera—, tanto Hit
Me como For the Strangers
palidecen frente a descartes como Dawn
Chorus o What Violet Says. Una
vuelta a los orígenes que cuenta con una magnífica portada, el veterano Ed
Butler a la producción y una estructura que recuerda al principio de Coming Up y el final de Dog Man Star.