En 1971 Pete Townshend, compositor e ideólogo de The Who, deseaba crear otra ópera rock como en trabajos precedentes, pero esta vez estilo 1984 de George Orwell. En aquella época el grupo se encontraba en la cima: Tommy (1969) triunfó en las listas, la gira para promocionarlo fue un éxito y su show en Woodstock —pese a que Townshend echó a patadas (literalmente) del escenario al activista Abbie Hoffman. The Who fueron punks mucho antes de que el movimiento existiera— dejó huella en los anales del rock.
El plan del guitarrista era componer música electrónica que pudiera definir las personalidades de la audiencia. Globalización tecnológica y realidad virtual incluida, mucho antes de que existiera Internet. Lifehouse nunca llegó a buen puerto. El proyecto era demasiado ambicioso, sin contar que no existían los medios necesarios para hacerlo factible. Todo ello causó gran estrés en el grupo, llevándolos al borde de la disolución. Problemas internos, pérdida de objetivos, diversas adicciones, diferencias con su manager Kim Lambert… No obstante, terminaría convirtiéndose en el aclamado Who's Next.
El grueso del elepé se grabó en Olympic Studios con Glyn Johns (Led Zeppelin, Bob Dylan, The Clash) como productor. El "fracaso" de Lifehouse resultó una victoria para el combo: gracias a ello pudieron centrarse en los temas individualmente, dedicándoles el tiempo que necesitaban. Al desaparecer la presión, fluyeron con naturalidad. A The Who le bastaba con regresar a los orígenes: un disco sofisticado y directo, con un sonido pulido e innovador, que el público pudiera disfrutar, al estilo de Live at Leeds (1970).
Los himnos de Who's Next
La épica Baba O'Riley —inspirada en Meher Baba, gurú al que admiraba Townshend— es uno de los cortes más famosos de la formación: órgano Lowery fitrado por sintetizador ARP, piano, solo de guitarra, violín de Dave Arbus (East of Eden)… «Out here in the fields, I farm for my meals, I get my back into my living, I don't need to fight…». Una obra maestra que incluso el irascible doctor House disfrutaba escuchándola.
Bargain es una canción de rock de temática espiritual. La eterna búsqueda de Dios, encontrarse en paz con uno mismo. The Who continúa experimentado con la electrónica, los teclados confirman el nuevo camino tomado por la banda.
Love Ain’t for Keeping resalta por su sólida base rítmica, coros, punteos de Townshend y poso acústico con cierto aroma folk. En My Wife, compuesta e interpretada por John Entwistle, este se encarga del bajo, piano y trompeta. La letra, según cuenta la leyenda, inspirada gracias a una discusión con su esposa, ironiza sobre el desengaño amoroso. El único corte que no pertenecía a Lifehouse que fue incluido en el disco.
En la solemne The Song Is Over, Roger Daltery ofrece una emocionante interpretación y Keith Moon adquiere el protagonismo que merece a la batería. Resulta chocante lo discreto que suena a lo largo del elepé. Getting in Tune, que recuerda a Elton John, parece un himno—¿o una súplica?— para sus incondicionales: «I get a little tired of having to say "Do you come here often?", but when I look in your eyes, I see the harmonies, and the heartaches soften». Solo de piano espectacular. En ambas participa Nicky Hopkins, un clásico gracias a su labor con The Rolling Stones.
Going Mobile es otro corte inmediato interpretado por Townshend, con una base rítmica imparable, sintetizador y riff psicodélico que poco tiene que envidiar a Jimi Hendrix. Behind Blue Eyes, balada por excelencia de The Who, tierna y cruel al mismo tiempo, cuenta con guitarra acústica, armonías y un interludio abrasador. Hasta Limp Bizkit cayó rendido ante su magia. Cuando un tema es una genialidad…
Y, como cierre, la obra cumbre de The Who: Won't Get Fooled Again. Una crítica a las revoluciones que, por mucho que pretendan cambiar el sistema, terminan por resultar una farsa. «We'll be fighting in the streets, with our children at our feet, and the morals that they worship will be gone, and the men who spurred us on…».
El ARP vuelve a llevar el peso de la canción. No olvidemos que la banda fue pionera en el uso de la electrónica, drones de propina. A diferencia de otros grupos que utilizaban los sintetizadores para enriquecer el sonido, The Who los colocaron en primer plano. Townshend buscaba el modo de evolucionar, de conducir al combo a un nivel superior. Lo consiguió. La banda sonora de Top Gun: Maverick hace buen uso de Won't Get Fooled Again mientras el protagonista entrena a sus alumnos.
Aunque Daltery realiza un trabajo espectacular durante todo el álbum, en este corte brilla con intensidad. Basta con ver cualquier concierto para descubrir que Won't Get Fooled Again enloquece a las masas. El poderío escénico de The Who era de otro planeta. Un nivel de energía, de compenetración sobre las tablas, de llevar al público al límite, conoce pocos precedentes en la industria.
El álbum fue un éxito: número 1 (el primero de la banda) en las listas británicas y 4 en las estadounidenses. El resto de los temas de Lifehouse iría apareciendo en diferentes elepés a lo largo de los años. Townshend jamás se ha rendido con este proyecto fallido. Es su Capilla Sixtina, la obsesión que lo persigue desde hace décadas. Buena prueba de ello es todo el material inédito incluido en el cofre Who's Next - Life House.
Respecto a la mítica portada de Ethan Russell, entre el homenaje y la sátira, se inspira en el monolito de 2001: Una odisea en el espacio (1968) de Stanley Kubrick. Como curiosidad: Townshend siempre la detestó, tachándola de mal gusto y que hedía a orina (sic).
Material de Who's Next: Life House (Superdeluxe)
Tal como han hecho con anteriores reediciones de su discografía, la edición superdeluxe de Who's Next es fantástica: el elepé remasterizado, demos de Lifehouse, tomas alternativas, canciones inéditas, diferentes mezclas, singles, caras B, remixes, directos, una novela gráfica, un libro de tapa dura, memorabilia… Diez cedés y un Bluray en total: perfecto para melómanos.
