Hace un año tuvimos ocasión de asistir a ese viaje a los infiernos de Möhler Stark. Un trayecto corto de sólo siete días en los que Lou, Nico, Cale, Warhol fueron los encargados de crear su banda sonora, una poesía y música más que apropiada para mostrarnos la decadencia de la ciudad, y que acabaron en ese estallido final de violencia cuyas consecuencias son las encargadas de dar inicio a este capítulo segundo de “Cazador a sueldo”.
Un cazador que ahora,
lejos de esa Nueva York donde se centraba toda la acción, transita intentando
escapar de sus fantasmas y es en
Luisiana donde cree que su pasado no le alcanzará, pero ya sabemos que tarde o
temprano acaba alcanzándote. Y si en el anterior capitulo siete fueron los
días, aquí de nuevo se nos aparece el siete, pero esta vez van a ser semanas y,
si en Luz Blanca/Calor Blanco la
banda sonora era grandiosa y nos mostraba algunas de las referencias musicales
del autor, aquí, y más para el que escribe, no es grandiosa, es majestuosa, y
ya en la solapa del libro Alexis nos habla de su relación con la banda que está
omnipresente a lo largo del libro.
Y si en la anterior, en
ningún momento el autor nos mostraba directamente el lazo de unión de Möhler
con Johannes Stark, aquí se decide a
presentarnos su origen, cosa que se agradece, como el hecho de que con la misma
crudeza que lo hacía en el anterior capitulo nos muestra esa devastación
interior de la que tanto cuesta salir y de la que nuestro protagonista intenta
alejarse.
Choca
contra el sol, con sus 234 páginas que, tal como
pasaba en la anterior entrega, harán las delicias de todo aquel lector que
quiera sumergirse en este apasionante viaje a los infiernos por el sureste de
los Estados Unidos.