viernes, enero 26, 2018

BLACK REBEL MOTORCYCLE CLUB: "WRONG CREATURES"



Veinte años en activo, siete álbumes oficiales, innumerables actuaciones en directo. A diferencia de compañeros de generación como White Stripes, The Strokes o Kings Of Leon, la crítica siempre ha ninguneado a Black Rebel Motorcycle Club. Solventes, fieles a su estilo y en constante evolución, mantienen una identidad inconfundible que bebe del rock clásico, psicodelia, garaje, punk, folk y shoegaze. Una síntesis sonora de Easy Rider, autopistas bañadas por el sol, poesía beat, anfetaminas, el desierto Joshua Tree y Hunter S. Thompson: los Estados Unidos de finales de los sesenta en todo su esplendor. A caballo entre lo añejo y lo moderno, pese a llevar tantos años en la carretera, no han publicado ningún elepé que desmerezca su discografía.

Los adelantos “Little Thing Gone Wild” —sucia, musculosa y enérgica—; “Haunt” —medio tiempo asfixiante con coros melancólicos de la baterista Leah Saphiro—; “Question Of Faith” —guitarras distorsionadas y ambiente crepuscular—; y “King Of Bones” —con su cavernoso bajo complementado por electricidad—, prometían devolver a la banda al sonido de sus inicios. 

La producción de Nick Launay (Nick Cave & The Bad Seeds, Arcade Fire, Killing Joke) destila un ambiente fronterizo y polvoriento que remite a los elepés de las Malas Semillas en muchas ocasiones. Después de un lustro de ausencia, la formación ha tenido tiempo de sobra para componer Wrong Creatures (Vagrant Records, 2018). Puede que por ello algunos pasajes resulten excesivamente elaborados en la búsqueda de la toma perfecta, detalle que resta espontaneidad al conjunto.

La inmediatez de “Spook” —chirriante y llena de reverberación— y la lisérgica “Echo” —corte en crescendo con delicados arpegios ideal para corear en vivo—, contrastan con la alargada en exceso “Ninth Configuration” o la prescindible y experimental “Circus Bazooko” que, debido a su atmósfera circense, desentona junto al resto de los temas. En cambio, las oníricas “Calling Them All Away” y “Carried From The Start”, harán las delicias de los amantes del dream pop. Como despedida, “All Rise” cuenta con un piano que encaja como un guante entre su vaporosa languidez.

Los californianos continúan despachando álbumes notables en los que domina el fuzz, atmósferas oscuras, una sección rítmica atronadora, progresiones elaboradas, estribillos contagiosos y grandes juegos de voces entre Peter Hayes y Robert Levon Been. Una reducción de cortes hubiera hecho que el elepé ganara consistencia. A pesar de ello… Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?